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Convocatoria talleres literarios 2025

Convocatoria abierta para dictar talleres literarios

 

Hasta el 13 de junio se pueden presentar proyectos para talleres literarios a dictarse en espacios culturales de diversos barrios de Montevideo.

La convocatoria es realizada por la Intendencia de Montevideo a través de su Departamento de Cultura, en convenio con la Casa de los Escritores del Uruguay, en el marco del Programa Fortalecimiento de las Artes.

El objetivo es estimular la creación literaria y fomentar la lectura nacional, así como potenciar el acceso a la literatura en los diferentes barrios de Montevideo.

Sobre el llamado

Está dirigido a ciudadanas/os uruguayos y personas extranjeras con residencia legal fija en el país y cédula de identidad.

Quienes tengan interés en participar deben presentar un proyecto de trabajo que contemple la realización de actividades de dos horas de duración, una vez por semana, durante el período de julio a diciembre de 2025. El proyecto podrá estar dirigido a infancias, adolescencias, juventudes o personas adultas.

Las inscripciones se realizan a través del formulario web del llamado, habilitado hasta el 13 de junio

La selección de las y los talleristas será realizada por un jurado integrado por: Federica Repetto y José Enríquez, por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, y Silvia Prida designada por la Casa de los Escritores del Uruguay.

Los talleres se desarrollarán durante 2025 en diferentes espacios de la Intendencia de Montevideo, ubicados en distintos municipios. 

Las bases del concurso se encuentran disponibles en la Resolución N° 273/25/8000.

Enlaces

Bases de llamado a talleres literarios

Inscripciones al llamado a talleres literarios

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Biblioteca Nacional - Comunicado de Casa de los Escritores del Uruguay

 

Comunicado

ANTE EL CIERRE DE LA BIBLIOTECA NACIONAL

 

La Casa de los Escritores del Uruguay manifiesta su preocupación, dolor e inquietud ante el anuncio del cierre de la Biblioteca Nacional, realizado por la directora Rocío Schiappapietra y el ministro de Educación y Cultura José Carlos Mahía,  en la fecha del aniversario de la institución y del Día del Libro.

La Biblioteca Nacional, creada hace más de doscientos años, durante el gobierno artiguista, es una institución de referencia cultural para todo el pueblo uruguayo. Como patrimonio común de la cultura nacional, es necesario velar por su continuidad y garantizar los derechos de acceso y usufructo para toda la ciudadanía. 

Conocemos la existencia de problemas de diversa índole, locativos, de infraestructura, seguridad, falta de recursos humanos. Muchos de los que se señalan son de larga data. Sin embargo, no nos parece pertinente el cierre del edificio de la biblioteca, máxime sin información respecto del tiempo en el que la institución permanecerá cerrada al público. Dada la centralidad cultural e institucional de la BIBNA, se debería poder iniciar procesos de diagnóstico y planificación sin que se afecten los servicios. Su cierre no resuelve los problemas. Hacerlo sin presentar un plan de trabajo agrega incertidumbre y gravedad a la situación que se pretende resolver.

 

En función de lo manifestado, formulamos los siguientes señalamientos.

1.     Consideramos que una decisión de tal magnitud debió haberse comunicado y respaldado —en el marco de una política cultural pública— con una planificación de contingencia en la que se identificaran objetivos, cronograma de trabajo, etapas de ejecución e inversión proyectada.

2.     Entendemos que la decisión de cerrar la BIBNA debió ser informada en el marco de un diálogo con las asociaciones y entidades ligadas al libro, la investigación, la lectura y la escritura.

3.     Pensamos que el momento elegido para comunicar la decisión aumentó el impacto de la medida, tanto en su dimensión práctica como simbólica, lo que contradice la voluntad de integrar esfuerzos para promover el desarrollo de una institución clave como la Biblioteca Nacional.

4.     Concluimos que una decisión política de esta índole no puede afectar el funcionamiento de una institución identitaria y patrimonio de la nación.

 

La Casa como institución ha presentado a las autoridades una propuesta de doce puntos para un Plan Nacional del Libro y la Lectura en el que se incluyen iniciativas para el fomento y fortalecimiento del sistema nacional de bibliotecas. En el documento señalamos la necesidad de acciones y políticas públicas para el sector en todo el territorio nacional. Entre otros planteos, se propone impulsar un proceso consultivo orientado a la reforma de la Ley N° 15.913 —conocida como Ley del Libro—, y garantizar el compromiso del gobierno nacional para el cumplimiento efectivo de la norma. 

Casa de los Escritores del Uruguay aboga por la construcción de sinergias entre instituciones públicas, organizaciones privadas, comunidades y colectivos culturales, con el fin de alcanzar puntos de convergencia reales que permitan avanzar hacia transformaciones verdaderas y sostenibles.

 

«...yo jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier obra que en su objetivo llevase esculpido el título de la pública felicidad. Conozco las ventajas de  una biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con el esfuerzo e influjo a perfeccionarla coadyuvando los heroicos esfuerzos…».    José Artigas

 

Casa de los Escritores del Uruguay

29 de mayo de 2025

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Día del Libro - 26 de mayo

 

DÍA DEL LIBRO

26 de mayo de 2025

 

La Casa de los Escritores del Uruguay saluda el Día Nacional del Libro que celebra de el aniversario de la Biblioteca Nacional, primera biblioteca pública del país, fundada en 1816.

En esta fecha simbólica y significativa, corresponde destacar el valor de los libros y la literatura como vía fundamental de expresión del pensamiento, la memoria y la creación artística.

Desde su experiencia y compromiso con la cultura escrita, la Casa ha elaborado el Plan Nacional del Libro y la Lectura, que pone a consideración de las autoridades públicas, organizaciones sociales y comunitarias con la expectativa de alcanzar nuevos y mejores horizontes para las letras en nuestro país.

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Ingreso de Tatiana Oroño a la Academia Nacional de Letras

 

Ingreso de Tatiana Oroño a la Academia Nacional de Letras

 

Casa de los Escritores del Uruguay celebra con orgullo la incorporación de Tatiana Oroño —poeta, docente, crítica y socia fundadora de nuestra institución— como miembro de número de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, donde ocupará el sillón que lleva el nombre de María Eugenia Vaz Ferreira.

Este nombramiento reconoce una trayectoria literaria sólida y coherente, que ha enriquecido profundamente la poesía uruguaya contemporánea. Su obra, traducida a varios idiomas, se caracteriza por una voz poética singular, en la que confluyen lo íntimo y lo colectivo, la palabra, la memoria y la historia.

Profesora de Literatura y magíster en Literatura Latinoamericana, Tatiana Oroño ha combinado su labor poética con la docencia y una sostenida actividad crítica y curatorial en el campo de las artes plásticas, contribuyendo desde distintos ámbitos a la vida cultural del país.

Desde la Casa de los Escritores del Uruguay, saludamos este reconocimiento como un justo homenaje a una de las voces más lúcidas y comprometidas de nuestra literatura.

 

Montevideo, mayo de 2025
Casa de los Escritores del Uruguay

 

 

Oroño

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El acceso a la lectura: una herramienta de libertad y de cambio social

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Por Miguel Ángel Olivera Prietto

Escritor, artista plástico y periodista.

Integrante de la Comisión Directiva de la cAsa de los Escritores del Uruguay.

 

En un mundo donde la información es un recurso fundamental para el crecimiento personal y colectivo, el acceso a la lectura se configura como una de las claves esenciales para el desarrollo humano y social. Sin embargo, este derecho no es igual para todos. Un derecho existe solo cuando el individuo tiene acceso a ejercerlo; cuando queda relegado al papel y sectores de la población no pueden disfrutarlo, en la práctica, ese derecho no existe.

En muchas comunidades marginadas y empobrecidas, el acceso a la educación y a los recursos culturales sigue estancado en una inercia injusta y silenciosa, afectando profundamente la posibilidad de transformación de estas poblaciones. Hace algunos años, mi pareja y yo realizamos un trabajo periodístico en Tranqueras, Rivera. Publicamos que quinientas familias del lugar trabajaban en la sandía durante el verano y en la forestación en invierno. La mayoría percibía salarios paupérrimos, con una parte en negro, mermando así sus derechos laborales. Aunque han pasado diez años desde aquellas entrevistas, dudo que la situación haya cambiado demasiado.

Como periodista, conocí la realidad de Rivera, Artigas, Paysandú, Salto y Tacuarembó, y encontré en todas ellas una constante: la pobreza, la ausencia de oportunidades y la falta de interés o acceso a los libros. Algo que atravesaba transversalmente a estas comunidades era la dificultad para imaginar un futuro donde el arte y la lectura fueran parte de la vida cotidiana. Para muchos, la lectura se limitaba a un recurso práctico para oficios o cursos, pero no la literaria, como un universo que pudiera nutrir la imaginación, el conocimiento o la capacidad de cuestionar el mundo.

Actualmente, vivo en Tambores, un pueblo de mil quinientos habitantes situado en el límite entre Tacuarembó y Paysandú. Aquí es difícil encontrar trabajadores privados que estén en caja y cobren el salario mínimo. Lo mismo ocurre en los comercios de ciudades que ya he nombrado, donde la informalidad laboral y los sueldos mínimos son una constante. Los bajos sueldos y la falta de oportunidades no solo limita el acceso a bienes materiales, sino que también restringe el acceso a la educación, la lectura y la cultura, en toda la familia.

Una persona que no ha tenido acceso a los libros, que no ha desarrollado una capacidad crítica a través de la lectura, se encuentra atrapada en una realidad donde las decisiones sociales, políticas y culturales que la afectan son completamente ajenas a su comprensión. Un niño o adolescente que no lee, que no tiene otra forma de enriquecer su mente más que a través de experiencias sensoriales inmediatas, pierde la oportunidad de desarrollar su pensamiento crítico y de comprender el contexto que lo rodea. Esta falta de conciencia sobre su propia situación de pobreza es lo que Gustavo Pereira (filósofo uruguayo) denomina "preferencias adaptativas": la capacidad de ajustarse a las circunstancias sin cuestionarlas, creyendo que lo vivido es lo único posible.

Ejemplos concretos de preferencias adaptativas son:

- Un niño que nunca ha visto una biblioteca no sentirá la necesidad de leer porque ni siquiera sabe lo que significa tener acceso a los libros.

- Una persona que nunca ha salido de su barrio puede convencerse de que no tiene sentido aspirar a más, porque el esfuerzo parece inútil.

- Un trabajador explotado puede pensar que cualquier intento de cambio es peligroso o innecesario, porque "siempre fue así".


La estructura económica de la sociedad condiciona profundamente las posibilidades de los individuos. En este sentido, el bajo sueldo de los trabajadores del norte o de las zonas rurales de un país no solo es una limitación económica, sino también un freno a su desarrollo cultural. La educación y la cultura son instrumentos de control social: las clases dominantes, a través de la manipulación de la educación y la información, aseguran que los sectores populares no tengan acceso a las herramientas necesarias para cuestionar el sistema que los explota.

El trabajador, atrapado en la rutina diaria de la subsistencia, no tiene tiempo ni recursos para leer libros que amplíen su horizonte intelectual. La falta de acceso a la educación y la cultura no es solo una cuestión material, sino una cuestión de libertad. Sin posibilidad de acceder a la lectura y al pensamiento crítico, el ser humano se ve privado de su capacidad para elegir su destino y termina aceptando su situación de pobreza como un destino predeterminado. Esta alienación es una forma de "mala fe": el individuo evade su responsabilidad de cambiar su realidad y acepta pasivamente lo que el sistema le ofrece.

Circe Maia decía que "la poesía es un acontecimiento que le ocurre a las palabras". Esa forma bella de entender el lenguaje no puede existir en estas poblaciones aisladas por un sistema que las explota y olvida.

La lectura es una herramienta esencial para la formación de una conciencia crítica. Nos permite entender nuestra historia personal y social, descubrir dinámicas de poder y evidenciar las injusticias estructurales que perpetúan la desigualdad. Sin embargo, derrotar los actuales paradigmas culturales e imponer otro más humano y profundo es impensable sin romper con las estructuras de exclusión cultural que sostienen la pobreza. Aunque ambas consignas deberían ir de la mano.

 

Rompiendo el ciclo de pobreza cultural

El acceso a la lectura no es solo una cuestión de libros o bibliotecas. Es una cuestión de voluntad política. Paulo Freire explicaba cómo los pobres, atrapados en la lucha diaria por la supervivencia, no tienen el espacio para aspirar a un conocimiento más profundo. El hambre y la falta de recursos no solo limitan el acceso a la cultura, sino que también condicionan el pensamiento, generando una falsa conciencia en la que los pobres no se perciben como parte de una clase explotada. Freire defendía una educación liberadora, capaz de empoderar a los oprimidos para cuestionar su realidad.

En los sectores económicamente marginados, la pérdida cultural resulta más visible, pero también ocurre en capas sociales con mayor acceso al consumo, donde se ha relegado el desarrollo del intelecto, como hemos señalado. La banalización de la cultura, en este caso, de la lectura, constituye un retroceso para nuestra sociedad. La exaltación de lo patriótico, el conservadurismo y la promoción de lo local como único sostén cultural, son estrategias que terminan alejando a las comunidades de una perspectiva cultural universal.

En Tambores no existe la pobreza extrema, pero sí una ausencia casi total de posibilidades culturales y formativas (salvo dos escuelas y un liceo). Hay una biblioteca municipal, pero son pocas las personas que retiran libros de literatura. Quizás sea porque el sistema no está armado para eso, quizás en las cabezas de los dirigentes que tenemos no sea importante que los niños y adolescentes lean libros.

Es que la mayoría de los políticos no parecen comprender la magnitud de su impacto. Para muchos, organizar concursos, otorgar subsidios o realizar eventos culturales es suficiente. Esta visión limitada reduce el acceso a la cultura a lo que ya existe, aunque sea insuficiente.

Para lograr este cambio, el proceso cultural debe iniciarse desde la infancia y la adolescencia, involucrando a instituciones sociales, clubes, centros educativos, intendencias y municipios. Es más probable que surja un despertar intelectual en las primeras edades, especialmente en los niños, cuando aún no han sido absorbidos por la maquinaria consumista.

La lectura es fundamental, porque el lenguaje es la clave de la libertad. Una persona con un vocabulario limitado tiene menos posibilidades de acceder a empleos calificados, de argumentar sus capacidades en una entrevista, de defenderse de manipulaciones mediáticas, de expresar emociones complejas o de comprender discursos políticos e históricos.

En mis talleres de arte en Tambores, incluyo literatura. Una vez, alentado por la respuesta de los niños, les pregunté por qué asistían. Respondieron que allí se hablaba de cosas que en su casa no, que veían cosas que no conocían, que les hacía pensar. Tal vez mi revolución personal se limite a esos siete niños, pero sé que, por lo menos ellos, en el futuro verán la vida de otra manera.

El acceso a la lectura no es un lujo ni una cuestión marginal, sino una herramienta fundamental de libertad y transformación social. En una sociedad donde la desigualdad económica y cultural se perpetúa de generación en generación, la lectura se convierte en un acto de resistencia, un acto de creación de conciencia. Si un niño de un sector excluido no tiene acceso a los libros, a las ideas, a la cultura, está condenado a una vida de pasividad intelectual, en la que su destino estará marcado por la exclusión y la explotación. Sin embargo, a través del acceso a la lectura, la educación y el pensamiento crítico, es posible romper este ciclo y transformar la sociedad, creando una cultura de libertad auténtica.

Vencer la pobreza, crear trabajo, tener una vida digna, es una tarea fundamental para cualquier gobierno nacional. Ese sería el marco ideal para que todos accedan a la lectura, para que todos tengan un mejor sentido crítico, para que la libertad sea el objetivo. En tanto, algo podemos hacer.

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