Palabras de introducción al encuentro de poetas uruguayas
Espacio Colabora, 21 de marzo de 2024
Agradecemos la presencia de todas las poetas que van a leer hoy, y de todos los y las que nos acompañan en el Día Mundial de la Poesía. Propusimos a cada participante que leyera, además de los suyos, un poema de otra autora, para lograr, en el mes de la mujer y cuando aún está cercano el 8M, una polifonía de voces, que dé cuenta del enorme caudal de mujeres que escribimos poesía en nuestro país, y de la necesidad de que se escuchen nuestras voces, que han sido en el pasado y aún hoy invisibilizadas o silenciadas por un canon masculino patriarcal y autoritario.
Les cuento algo muy triste, que escuché por casualidad en un informativo, hace dos días, mientras viajaba en taxi. Una de las noticias fue que un hombre que llevaba una botella en la mano, discutía con una mujer en la calle y de pronto le arrojó el líquido de la botella en la cara y con un encendedor la prendió fuego. La mujer fue internada en estado grave.
Enseguida pensé en la muerte de Delmira Agustini, porque su poesía, que hablaba por primera vez del erotismo de la mujer, fue un gesto de valentía insólita en ese momento histórico, al afirmar su sexualidad y su deseo de vivirla libremente, en el marco de una sociedad conservadora y represiva que exigía de las mujeres el silencio y la sumisión al varón, y su enclaustramiento en el hogar.
Entonces pensé: ¿estamos tan lejos de todo aquello?
Dice la investigadora feminista Rosi Braidotti que aún es necesario hacer “una deconstrucción de muchas significaciones y representaciones de la mujer” que son meras construcciones histórico - culturales (agrego) y que han sido usadas como instrumento de dominación por la sociedad patriarcal, pero que en realidad no tienen nada que ver con nosotras.
Y ayer, leyendo un diario, encontré un artículo sobre Emanuela Borzachiello, experta en violencia feminicida, que estuvo por estos días en Uruguay. Ella habló de “las formas contemporáneas” que adopta la violencia hacia las mujeres, en nuestra región latinoamericana y en un contexto de “REPATRIARCALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD Y DEL ESTADO”, en donde se tejen telarañas de poderes de dominación sobre los más débiles, y especialmente sobre la mujer, hacia la que se está gestando una crueldad nueva, mayor que en el pasado. Yo acababa de comprobarlo.
Me sorprendió y finalmente me alegró que la experta afirmara, que la fuerza para generar un cambio en esa regresión que se comprueba en nuestras sociedades, debe venir también de las palabras que usamos, pero no solo para que seamos escuchadas sino para que nuestras palabras intervengan en todos los ámbitos de toma de decisiones. Para que el estado sea un articulador de voluntades, prácticas y sinergias, en una nueva manera de crear comunidad. Quizás también nosotras como escritoras debemos buscar una nueva manera de hacer comunidad.
Que este encuentro sirva entonces, para afianzar energías y sinergias que nos unan, que nos hagan tejer nuestras propias redes de mujeres poetas, descubrir nuestras filiaciones y afinidades y construir un nuevo canon literario que realmente nos incluya.
Porque, como dice Lucía Delbene en el prólogo al hermoso libro Flores raras (escondido país), poesía de mujeres uruguayas, de Silvia Guerra y Jesse Lee Kercheval: “el canon literario es un territorio en disputa”, y las compiladoras que acabo de citar señalan que “saber de nuestras antecesoras nos fortalece”. Por eso hemos apostado, desde la Casa de los Escritores del Uruguay, a la presencia de multiplicidad de mujeres poetas de diferentes generaciones y estilos, para que todas las voces sean escuchadas y nos fortalezcamos mutuamente en nuestro quehacer.
Silvia Prida, 21 de marzo de 2024